Peter el grande: el aspecto positivo de un hombre de New Bedford y su determinación inspiran a los demás
Por Sean McCarthy, Escritor colaborador
Publicado el 28 de abril de 2018 a las 7:17 p. m. y actualizado el 28 de abril de 2018 a las 7:17 p. m.
El tatuaje que lleva en el hombro izquierdo dice mucho sobre Peter Bruce.
“Defy the Odds” (desafiar las posibilidades).
Este residente de New Bedford de 28 años, que nació con el síndrome de Pierre Robin, una discapacidad que lo dejó sin brazos debajo de sus codos, sin la pierna izquierda y con una deformidad en su mandíbula, lo que una vez le dificultó el habla, ahora vive según su creencia de que se debe “liderar con el ejemplo”.
Si bien su físico podría parecer una limitación, sus objetivos y deseos demuestran que no dejará que ningún obstáculo lo detenga.
“No tengo brazos y, sin embargo, puedo hacer grandes cosas”, dijo Bruce. “Puedo afectar lo que me rodea por el bien común”.
“Si la gente ve más allá de las deformidades y discapacidades y mira el espíritu de una persona, pueden lograrse cosas increíbles a través del amor, la paciencia y la bondad”.
Y su búsqueda de estos objetivos es lo que está teniendo un efecto positivo en las personas que lo rodean.
“Gracias a Peter, olvido todas las excusas para sentirme mal por mí mismo”, dijo Colin McCarthy, un gerente de club Planet Fitness en Fairhaven, donde Bruce hace ejercicio los cinco días de la semana, dos horas por día. “Después de ver a Peter, pienso, ‘¿Cuál es mi excusa para sentirme negativo sobre algo?’”
Ya sea que esté conduciendo, cocinando, tocando la batería o haciendo ejercicio en el gimnasio, Bruce no tiene limitaciones ante ningún desafío que se le presente. Normalmente soporta las dificultades con una sonrisa; una táctica que le ha funcionado a lo largo de su vida.
“No puedes ser demasiado pesimista cuando estás con Peter”, expresó McCarthy. “Él es feliz, tiene sus objetivos y va a romper cualquier barrera que se le presente con tal de conseguirlos”.
Ya sea que esté en la escuela, en la iglesia o en el gimnasio, lleva una vida en la que no pide más que vivir y ser tratado como uno más. No pretende recibir un trato especial.
“Peter se considera una persona al mismo nivel que las demás”, agregó McCarthy. “Las personas quedan aturdidas al verlo entrar al gimnasio; piensan que solo puede usar las trotadoras. Sin embargo, él lleva sus propias correas que le permiten hacer todos los ejercicios que los demás pueden hacer. Puede hacer ejercicios con todo el cuerpo: a la gente le sorprende verlo hacer press de banca.
“Es poco ortodoxo, pero innovador”.
Bruce ha aceptado su capacidad de inspirar a los demás a ser más decididos; a superar los obstáculos sin importar cuán sobrecogedores sean y a desafiar las posibilidades.
“Intento ser generoso de corazón”, dijo Bruce. “No espero una palmadita en la espalda ni que nadie me compre nada. Mi pago llega cuando puedo cambiar la opinión de alguien y animarlo a hacer algo que creía que no podía. Quiero probarles a las personas lo que pueden hacer.
“Llegué a la conclusión de que lo que más podemos lamentar en la vida es no hacer más para ayudar a los demás”, añadió Bruce. “Te sientes mal cuando te das cuenta de que podrías haber hecho algo para ayudar o animar a los demás. Tu participación con la comunidad puede ser la medicina de alguien. Si te has enfrentado a dificultades, sabes lo importante que es ayudar a los demás”.
Bruce ha conducido su propio auto desde que cumplió 18 años. No usa adaptaciones ni ajustes y solo depende de los brazos con los que nació. Puede manipular las señales de giro, los limpiaparabrisas y la radio sin problema.
Ha tocado la batería en la banda de su iglesia en King of Kings Church, en New Bedford durante más de un año, sosteniendo las baquetas en correas fijadas a sus brazos.
“A la gente le sorprende verme hacer estas cosas, pero mayormente les causa curiosidad; quieren ver qué más puedo hacer”, manifestó Bruce. “A las personas les encanta verme lanzar una moneda a cara o cruz”.
“A lo largo de mi infancia, desafié constantemente las posibilidades”, dijo. “Mis padres me educaron de forma que no me excuse ante ellos ni nadie más. Mi padre trabajó arduamente para conseguir lo que tenía y me animó a hacer lo mismo. Se me presentaron situaciones difíciles durante mi infancia y tuve mis dudas e inseguridades, pero comprendí que era mi yo interior el que importaba y no mi yo exterior. Quiero que me juzguen según el modo en que decido vivir mi vida”.
Bruce, adoptado de las Filipinas a la edad de tres, indicó que sus objetivos y deseos en la vida son similares a los de la mayoría de las personas de alrededor de 25 años: una familia, una casa y una profesión.
“Quiero la vida que la mayoría de la gente quiere”, agregó. “Pero ahora mismo, solo quisiera una novia”.
La independencia de Bruce ha ido capturando admiradores desde hace tiempo. Durante sus años de escuela, se esforzaba para hacer cosas que eran más fáciles para sus compañeros, como escribir, leer un libro o atarse los cordones, sin retrasarse. En la escuela secundaria, continuó inspirando a los que lo rodeaban al competir en fútbol, voleibol y en las carreras.
Su espíritu y determinación se ganaron la admiración de Louis Rosario. Los dos habían sido mejores amigos hasta los 12 años cuando Rosario se mudó a Michigan. Se han mantenido en contacto.
“Peter era un muchacho rudo en su infancia; tenía que serlo”, comentó Rosario. “Nunca sintió lástima de sí mismo, porque su motivación y autoestima siempre superaban sus desafíos. Cada vez que se caía, se levantaba. Tiene una pierna postiza y no tiene brazos, pero no se lo puede considerar un individuo inválido en absoluto. Da su mejor esfuerzo para alcanzar e incluso superar las expectativas de todos. Él es un regalo de Dios: empodera a los demás”.
Además, Bruce exhibe su espíritu y confianza en el gimnasio, donde usa su experiencia para guiar a otros clientes cuando pueden necesitar ayuda.
“Su actitud positiva lo convierte en una persona accesible”, dijo McCarthy. “Tiene muchos conocimientos sobre el estado físico, por lo que puede mostrarles a los demás clientes cómo probar diferentes ejercicios que a él le funcionan. Se encuentra en un estado físico sorprendente”.
Todo esto es parte de los objetivos de vida de Bruce; es decir, usar sus habilidades para ayudar a los demás y, finalmente, hacer del mundo un lugar mejor.
“Tener como objetivo ayudar a los demás me inspira: quiero desafiar los estereotipos”, expresó Bruce. “Cuando las personas siguen mis consejos y obtienen resultados positivos, esto puede sorprenderlos, animarlos y motivarlos a adoptar una mejor actitud”.
“Si logro hacer eso, entonces mi trabajo está hecho”.