5 consejos para identificar (y evitar) malos hábitos alimenticios relacionados con el estrés
por Autumn Jones
¿Alguna vez te diste cuenta de que estabas buscando algo dulce para ayudarte a sobrellevar un largo día? ¡Definitivamente no eres el único!
Debido a la poderosa conexión que existe entre las emociones y la comida, muchas personas se ven tentadas a darse un gusto cuando la vida se vuelve intensa. Por eso es tan importante ser conscientes de qué es lo que desencadena el deseo emocional de comer. Comprender los antojos puede ayudarte a detener el deseo de comer por estrés cuando te sientes un poco agotado.
Ahora bien, no tiene nada de malo disfrutar de algunas papas fritas de vez en cuando. De hecho, darse un gusto ocasionalmente es algo que debe saborearse y disfrutarse. De lo que debes cuidarte es de crear un hábito relacionado con comer en exceso cada vez que no te sientes del todo bien. Como señala la Clínica Mayo, "tus emociones pueden vincularse de tal manera a tus hábitos alimenticios que automáticamente buscas darte un gusto cuando te sientes enojado o estresado, sin pensar en lo que estás haciendo."
El estrés es una parte normal de la vida y algo que todos experimentamos ocasionalmente. Es completamente normal buscar una manera de sentirte mejor; y la comida es una distracción conveniente al momento de lidiar con emociones fuertes o procesar problemas personales. Pero si deseas evitar que el comer por estrés se transforme en tu modo predeterminado, existen diferentes alternativas que pueden ayudarte a que cambies este patrón. A continuación, te presentamos cinco estrategias que pueden ser de ayuda.
1. Sé consciente de lo que comes
Adoptar un enfoque reflexivo a la hora de comer es una gran solución para el hábito alimenticio relacionado con el estrés, ya que trae tu mente y tu cuerpo al momento presente. Implementar consejos para una alimentación consciente, como sentarse, masticar despacio, y centrarse solamente en la comida, pueden impulsarte a prestarle atención de verdad a lo que estás poniendo en tu boca y, lo más importante, a saber por qué lo haces.
2. Prepara alternativas saludables
Si tu meta consiste en acabar con el estrés comiendo comida no saludable, intenta incorporar elementos nutritivos cuando tengas un antojo. Como sugiere Johns Hopkins Medicine, preparar bocadillos saludables con anticipación, hace que tengas a mano algo bueno para cuando sientes la necesidad de comer luego de un duro día en el trabajo. Esto puede proporcionarle a tu cuerpo el combustible necesario para manejar lo que le espera.
3. Ponte en movimiento
La próxima vez que te encuentres mirando el refrigerador debido al estrés, utilízalo como una señal para ir a caminar, ir al gimnasio o comenzar una fiesta de baile espontánea. Como explica la Clínica Mayo, hacer ejercicio puede reducir el estrés y mejorar el humor. Mover tu cuerpo ayuda a despejar tu mente y a lidiar con lo que te está causando estrés.
4. Prueba con la meditación
Según la Asociación Estadounidense de Psicología, el 33% de los adultos que comen en exceso (o comen alimentos no saludables) debido al estrés, dice que lo hace en un intento por distraerse. Cuando te sientas estresado y desees comer un bocadillo no saludable, tómate unos minutos para respirar profundamente y despejar tu mente. Esto puede ayudarte a avanzar en una dirección positiva. La meditación reduce el estrés y calma la mente, lo que puede ayudarte a descubrir por qué te sientes estresado, en lugar de solo reaccionar ante ello.
5. Busca ayuda
Si el estrés y el comer por estrés se vuelven desafíos persistentes en tu vida, no dudes en buscar a alguien en quien puedas confiar para que te ayude. Llamar a un amigo o familiar de confianza, o pasar tiempo con él, puede ser simplemente lo que necesitas cuando te enfrentas a momentos abrumadores de la vida. Sin embargo, también es importante darte cuenta de cuándo es hora de contactar a un profesional. Si hablar con tu pareja o compañero de trabajo no te ayuda a sentirte mejor, busca la ayuda de un consejero o profesional de la salud mental en tu área, que pueda proporcionarte el cuidado que necesitas (y mereces).
Por último, recuerda no ser tan estricto contigo mismo. Si caes en el hábito de comer por estrés, no te rindas ni trates de compensarlo en exceso omitiendo las comidas. ¡Eso probablemente genere más estrés! Sé amable contigo mismo y concéntrate en realizar pequeños cambios en tu estilo de vida. ¡Pueden ir aumentando rápidamente!